Martien Verstraaten exhibe La Belleza de la Decadencia

Willem K. Coumans
‘Martien Verstraaten exhibe La Belleza de la Decadencia’
Diario ‘Het Vrije Volk’ 1972, Róterdam / Países Bajos

 

La fundación de exposiciones de artes plásticas muestra el trabajo de Martin Verstraaten en las salas DeJong-Bergers. Pinturas reales o la belleza de la decadencia es el título un tanto decadente de esta exposición. El joven pintor Martin Verstraaten, de Venlo, vive desde hace muchos años en La Haya, donde el fantasma [del escritor] Louis Couperus vaga y los Eline Veres [la protagonista de su obra] todavía se puede ver a diario.

Martin Verstraaten, según me confió, se siente muy cómodo allí. Su obra también lo demuestra, por extraño que pueda sonar, una viva impresión totalmente acorde con el aspecto tetona del pintor, que parece andar por la vida como un Pallieter [epicúreo]. Los colores pop[art] de sus pinturas, que tienen mucho que ver con el metabolismo, refuerzan esta impresión de agradable vitalismo.

Martin Verstraaten es eminentemente un pintor de la vida cotidiana: la sala de estar y la pequeña habitación donde la Reina también va a pie. En su exposición debut en Venlo, hace cuatro años, pintó bajo el hechizo de Braque, el cubista que decía amar un orden que corrige el sentimiento, naturalezas muertas extremadamente sensibles, que indicaban una estrecha familiaridad con las cosas de su entorno. Desde entonces, su relación con las cosas se ha profundizado, centrándose en los eventos físicos íntimos que tienen lugar cuando nuestro sistema gastrointestinal se pone en marcha. La pintura sobre comida y secreciones se había convertido en comida y bebida. La pintura como terapia.

Así concibió Martin Verstraaten con su Consumentenballade [Ballade de consumidores], su Sanitairmachine [Maquina sanitaria], y la obra que titulaba con el suspiro Soms ben ik bang dat mijn darmen nog doorspoelen (A veces tengo miedo de que mis intestinos desaparezcan [en la taza del inodoro]).

Pinturas en las que el joven maestro se manifiesta como un brillante intérprete de fenómenos que antes se consideraban antiestéticos. Martin Verstraaten muestra la belleza de ella en sí misma, en pinturas convincentes, lúdicas y artesanales, que lo hacen reconocer nuevamente como un profesor de cosas simples, que son muy elevadas en su esencia. Su exposición es un feliz acontecimiento.

 

Véase:
Las Pinturas, 1968-1971
Las Pinturas, 1972-1978